jueves, 3 de febrero de 2011

QUERIDO HIJO MIO ...

Querido hijo, Te pongo estas líneas para que sepas que estoy viva. Te escribo despacio porque sé que no puedes leer de prisa. Si recibes esta carta es porque te llegó, sino, avísame y te la mando de nuevo. Tu padre leyó que según las encuestas, la mayoría de los accidentes ocurren a 1 kilómetro de la casa, así que nos hemos mudado mucho más lejos; no vas a reconocer la casa, el lugar es lindo, tiene una lavadora que no estoy segura si funciona o no, ayer metí una ropita y tiré de la cadena, y no he vuelto a ver la ropa desde entonces.
El clima no es tan malo; la semana pasada sólo llovió 2 veces, la primera vez por 3 días y la segunda por 4 días...Con respecto a la chaqueta que querías, tu tío Pepe dijo que si la mandábamos con los botones puestos, pesaría demasiado y el envío sería muy costoso, así que le quitamos los botones y los pusimos en el bolsillo... Al fin enterramos a tu abuelo; encontramos su cadáver con lo de la mudanza, estaba en el armario desde el día en que nos ganó jugando al escondite... Te cuento que el otro día hubo una explosión en la cocina a gas y tu padre y yo salimos disparados por el aire cayendo afuera de la casa; que emoción, era la primera vez que tu padre y yo salíamos juntos en muchos años... El médico vino a la casa y me puso un tubito de vidrio en la boca y me dijo que no la abriera por 10 minutos; tu padre ofreció comprarle el tubito...
Sobre tu padre, que orgullo, te cuento que tiene un bonito trabajo, tiene cerca de 500 personas debajo de él. Él es quien corta la hierba en el cementerio.
Tu hermana Julia, la que se casó con su marido, tuvo un bebe pero como todavía no sé de qué sexo es, no te sé decir si eres tío o tía. Si el bebé es una niña, tu hermana va a nombrarla como yo. Qué raro que quiera llamar a su hija "mamá". A quién nunca hemos visto más por acá es al tío Venancio, el que murió el año pasado... El que nos tiene preocupado es tu perro el Puky, se empeña en perseguir a los coches que están parados... Bueno hijo, no te pongo mi dirección en la carta, porque no la sé. Resulta que la última familia de gallegos que vivió por aquí se llevó los números para no tener que cambiar de domicilio. si ves a doña Remedios, dale saludos de mi parte; si no la ves, no le digas nada... Tu madre que te quiere, Josefa P.D. Te iba a mandar 100 pesetas, pero ya he cerrado el sobre.

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