Raúl, alias el “ Mortaja” se ha hecho el muerto desde 1990 hasta el pasado martes. La cosa empezó en su pueblo natal, del modo más tonto.
Estaba jugando con su hermano mayor a hacerse el muerto y le retó, entre numerosas risas, a que, como hacía tan bien el papel de cadáver, seguro que era capaz de engañar incluso a un médico.
Así pues, según asegura el propio Raúl, “tras mucha concentración, reduje mis constantes vitales al mínimo”. El colegiado que certificó la muerte de Raul, fue el médico del pueblo de toda la vida, que aún sigue ejerciendo, y que entonces contaba con 89 años de edad. 
Según afirman los vecinos del pueblo, lleva tantos años al frente de la consulta médica de esa localidad “porque es un señor de lo más afable”.
El hermano mayor del protagonista de la coña, reconoce que, durante todos estos años, ha intentado decirle a todo el mundo que en realidad Raúl seguía vivo pero “es que era intentar sacar el tema, acordarme de que todo era una broma y caer en un ataque de risa que no me permitía ni hablar”.
Por su parte, Raúl, desde dentro del nicho, se propuso un nuevo reto: resistir hasta después de Navidad porque odia esas fechas y así, de paso, no tendría que aguantar a sus tíos de Burgos. 
El problema es que, como estaba echado, se quedó dormido y hasta que no le han entrado ganas de orinar no ha caído en que la broma estaba durando más de lo esperado. Reconoce con cierto pudor que “algo dormilón sí que soy”.
Dice no arrepentirse de haber llevado adelante esta broma, a pesar de haber durado 20 años, aunque le fastidia haberse perdido el final de la telenovela Cristal.
Raúl, alias el “ Mortaja” se ha hecho el muerto desde 1990 hasta el pasado martes. La cosa empezó en su pueblo natal, del modo más tonto.
Estaba jugando con su hermano mayor a hacerse el muerto y le retó, entre numerosas risas, a que, como hacía tan bien el papel de cadáver, seguro que era capaz de engañar incluso a un médico.
Así pues, según asegura el propio Raúl, “tras mucha concentración, reduje mis constantes vitales al mínimo”. El colegiado que certificó la muerte de Raul, fue el médico del pueblo de toda la vida, que aún sigue ejerciendo, y que entonces contaba con 89 años de edad. 
Según afirman los vecinos del pueblo, lleva tantos años al frente de la consulta médica de esa localidad “porque es un señor de lo más afable”.
El hermano mayor del protagonista de la coña, reconoce que, durante todos estos años, ha intentado decirle a todo el mundo que en realidad Raúl seguía vivo pero “es que era intentar sacar el tema, acordarme de que todo era una broma y caer en un ataque de risa que no me permitía ni hablar”.
Por su parte, Raúl, desde dentro del nicho, se propuso un nuevo reto: resistir hasta después de Navidad porque odia esas fechas y así, de paso, no tendría que aguantar a sus tíos de Burgos.
El problema es que, como estaba echado, se quedó dormido y hasta que no le han entrado ganas de orinar no ha caído en que la broma estaba durando más de lo esperado. Reconoce con cierto pudor que “algo dormilón sí que soy”.
Dice no arrepentirse de haber llevado adelante esta broma, a pesar de haber durado 20 años, aunque le fastidia haberse perdido el final de la telenovela Cristal.
