sábado, 27 de marzo de 2010

APAGA LAS LUCES CARIÑO

Yo también me sume al apagón Universal, la verdad es que me entere al ver el canal televisivo 24 Horas donde solo pusieron la voz de una presentadora. Las eléctricas no se sumaron y van protestar pidiendo al gobierno indemnizaciones y un posible Ere.
Yo le dije a la parienta, apaga todas las luces que nos sumábamos también al apagón interestelar. Lo malo es que me rozo la entrepierna y zas! Subidon que me dio… y claro, en estas circunstancias normalmente pasa lo que pasa. Pero la verdad será muy ecológico, pero sin una puñetera lucecita de ambiente… sin una triste melodía relajante… sin ver una tanguita sugestiva… no es lo mismo, la verdad. Para colmo con la oscuridad tiramos la copita de cava por el mantel de lino, ese que no se van las manchas. Si no llega a ser por los ladridos casi se la endiño al chucho. Después de recomponer estropicios de aquellas maneras, sonó el teléfono, como siempre ofreciendo ADSL a mitad de precio! No gracias ¡, volvimos a retomar lo nuestro.
Con tanta oscuridad no había manera de encontrar el puñetero condón, solo palpaba la bolsa de las pipas, menos mal que eran sin sal. Cariño pon otra copita, anda mi amor, y como mi perro, no es un perro guía, a tenton inicie el camino a la cocina. Solo me faltaba la última revuelta del pasillo. ¡Zas! Me había partido el tabique nasal.
Cinco horas en urgencias, las napias como Cyrano de Bergerac.

A mi que no me vengan mas con apagones ecológicos de los huevos, ya pondré bombillas de esas que iban a regalar el gobierno de bajo consumo, por cierto, a mi no me la dieron.

SOLO QUIERO LOS COLGAJOS DE LA PALMA

El sacerdote nos indicaba que nos sentáramos, que nos paráramos, que nos arrodilláramos, que nos levantáramos y nos volviéramos a arrodillar parecía mas una clase de aerobic. Pero no podía menos que esperar impaciente que la Misa se acabara de una puñetera vez. Y así, iba siguiendo el rito interminable de la Misa hasta el ansiado momento en el que el Sacerdote nos diría que podíamos ir en paz y salías a toda leche para casa, y no veías ni a la borriquita de las narices, que llenaba la calle de cagadas., dijo yo que como el no pude imaginar la que se le venia encima...
De todas las Misas del año, la de Ramos era para conmemorar la llegada de Jesús a Jerusalén. Yo regresaba a casa fascinado ante el fenómeno esotérico de que un pedazo de mata cualquiera, se convirtiera en algo santo, por obra y gracia de la bendición de un cura. Con los años, me di cuenta de que el Domingo de Ramos era el domingo que precedía la Semana Santa. Era una semana fastidiosa de verdad, en la que todos los canales de televisión, los dos que había, se ponían de acuerdo para jodernos y remplazar las divertidas pelis, por unas películas de Jesús, de romanos, e historias religiosas y si ponías la radio solo había música clásica. No se podía bailar ni cantar ni na, había que comer pescado y la única diversión de la semana consistía en ir el día jueves a visitar monumentos. Había que visitar nueve nada menos. Pero lo mejor era destrozar la puñetera palma y comerte todos los abalorios chocolateriles.