martes, 5 de enero de 2010

HISTORIA DE LOS REYES MAGOS

LA VERDADERA HISTORIA DE LOS REYES MAGOS

Apenas me había sentado al llegar a casa, dispuesto a escuchar como todos los días a mi hija, cuando ésta en voz algo baja, me dijo: - ¿Papa? quiero... que me digas la verdad. Es que... Papá, ¿existen los Reyes Magos? Me quede mudo, ¿Es verdad? ¿Y tú qué crees, hija? - Yo no se, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen, porque tú no me engañas; - Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero... - ¿Entonces es verdad? -cortó la niña con los ojos humedecidos-. ¡Me as engañado! - No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen –respondí.Entonces no lo entiendo. Papá. - Siéntate y escucha esta historia que te voy a contar Se sentó a escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, - Cuando el Niño Dios nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo: - Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo - ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo. Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó: - Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Y el Niño Jesús, les dijo- Sois muy buenos, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños? - ¡Oh, Señor! Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño, pero no podemos tener tantos pajes.- No os preocupéis por eso. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño. Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración. - Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños? - Sí, claro, asistieron los tres Reyes. - Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños? - Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron entusiasmados los tres. - Pues decidme, ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres? Los tres Reyes se miraron asintiendo -YO, ordeno que en Navidad, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. - Ahora sí que lo entiendo todo papá. Ah! por cierto! echa de casa a ese barbudo y gordo impostor de rojo, que es un artificio consumista y que no le llevó regalos al niño Jesús!!!!