Tienen miles de seguidores, que confiesan que gracias a ellas ahorran un cincuenta por ciento en la cesta de la compra. En America Latina y Estados Unidos, e incluso en España, este fenómeno ha captado a millones de amas de casa anónimas que practican las normas de oro de las blogueras. Simplemente aplican principios cargados de sentido común.
El principal de ellos, tanto en tiempos de vacas flacas, como en tiempos de bonanza, es no gastar más de lo que se gana. Ponen en marcha sin grandes alharacas otras estrategias, como eliminar la compra de lo superfluo, buscar destinos baratos en las vacaciones o esperar a las rebajas. George Osborne, ha debido ver algún blog de esos y se ha puesto a apretar el cinturón.