viernes, 12 de febrero de 2010

ROCAS

EL LIBRO

Allí estaba yo, al final del vagón del metro, absorto en la lectura diaria hasta mi destino, tenia 20 minutos de lectura. Ella estaba al final del mismo vagón, como siempre y también Leía. Seria un best Sellers , o algo cogido al azar.
Yo llevo mi libro forrado para preservar mi elección de la curiosidad ajena, ella no, pero lo esconde entre sus manos alejando la curiosidad ajena. Quizá el libro que lee con tanta concentración Sea de un autor al que admira y sigue publicación en publicación. Quizá sus gustos sean como los míos. Seria mucha casualidad y coincidencia, que el azar nos hubiera reunido en un vagón escogiendo al mismo autor. Seria casualidad que la percepción de lo leído, coincidiera conmigo, pero me gustaría que así fuera.
La veo todas las mañanas, conozco su mirada y por el olor se que ella esta allí. Busco su reflejo en mi ventanilla empañada, tan solo me quedan cinco minutos para mi destino, cierro mi libro, veo el reflejo de su cabeza ligeramente inclinada, sus ojos clavados el las paginas, sus dedos pasar una pagina. Se que esta muy lejos de todos los que nos rodean, y muy cerca de mi. Mañana la volveré a ver, quizá me dirija una sonrisa.