jueves, 19 de agosto de 2010

ENERGIA

Desde que empezamos a calentarnos en las cavernas y a usar la parrilla dominguera, nos hemos definido como insaciables depredadores de energía.
Primero talamos bosques, luego llenamos de humo la atmosfera y ahora nos viene el calentón del planeta a costa de devorar petróleo.
Las imágenes del golfo de México negro como el carbón, nos ha puesto en máxima alerta sobre la glotonería energética. Las vacaciones, con el retorno a la naturaleza, son un brindis al sol. Apagamos la tele que seguramente es el electrodoméstico que menos gasta. Nos entregamos a la vista del paisaje y abandonamos la televisión dejando su audiencia, plana como una tabla.
Solo las noticias, reflejo de la crisis mantienen nuestra atención. El resto es reposiciones o retales de temporada. Con la retransmisión del primer partido de futbol todo volverá a su sitio. Nos consolaremos con la perdida del campo y lo cambiaremos por el verde digital.
Volveremos a ser lagartos de butaca devorando energía y encontrando consuelo vano en algún documental. Quizá sueñe con un verano televisivo permanente, y asi lograr un consumo energético bajo y autolimitado, y a lo mejor se me olvida de a quien votar.