Hace solo dos meses en sintonía sindical, proclamaba que España no necesitaba una reforma laboral y hace tan solo dos días anunciaba con solemnidad una reformilla, que no es que llegue con dos años de retraso, llega con décadas de retraso. Escuchar a ZP anunciando las virtudes de las normas de contratación y del despido resulta al menos chocante. Chocante por lo que tiene de chusco. Y es lo que tienen los milagros.
No se si estamos ante un actor que un día asume el papel sindicalista minero de Rodiezmo y al otro el de invitado a Davos, porque su único objetivo es seguir siendo el director del teatro nacional.La fe del converso es tal que en un acto del centenario de Pablo Iglesias, se permitió corregir a Felipe González “De depre, nada, Felipe”, negando el ambiente depresivo que inunda a la nación y como no a su ineficaz gobierno. En cuatro días a pasado de Rodiezmo a Davos sin cortarse un pelo.