miércoles, 16 de junio de 2010

LA CISTERNA

Cincuenta y dos peldaños de escalera separan el mundanal ruido de la vida urbanita de Estambul de la sobrecogedora tranquilidad de la cisterna conocida como Yerebatan Sarnici, está situada frente al museo de Santa Sofía. Como no había agua dulce suficiente dentro de las murallas que rodeaban la ciudad, durante siglos la traían de las fuentes y ríos desde el bosque de Belgrado, a unos 25 Km. de distancia.
Durante los asedios, los enemigos destruían los acueductos o envenenaban el agua, por eso se vieron obligados a depositar el agua potable en estas cisternas y, de este modo, utilizarla en caso de necesidad. La cisterna de Yerebatan, construida en el año 532 en pocos meses, era el lugar en donde depositaban el agua traída a través del acueducto de Valente. Fue utilizada hasta el siglo XIV y restaurada a mediados del siglo XIX, ya que durante mucho tiempo en la época otomana no fue utilizada.
Para su construcción se utilizaron diferentes tipos de columnas romanas de distintas épocas. Consta de 336 columnas repartidas en 12 hileras de 28 y situadas a 4 metros unas de otras y nos recuerda a un bosque de columnas. La mayoría de las columnas son corintias bizantinas, aunque hay algunas dóricas. Ocupa un área de 10.000 m2, tiene 8 m de altura y aproximadamente su capacidad es de unos 80.000 m3.
En el ángulo izquierdo de la cisterna, se descubrieron dos columnas cuyas bases esculpidas con óvolos clásicos reposan sobre dos extrañas cabezas de Medusa. Una aparece tumbada y la otra bocabajo. Son muchas las leyendas que giran en torno a estas bases, sin embargo no existe certeza sobre su significado. La versión más extendida entre los investigadores es que se trata de un reciclado de material, restos de otras construcciones que han sido empleadas para construir la cisterna.
Los turcos (más correcto sería decir los otomanos) tomaron Constantinopla (Estambul) en 1453 y no tuvieron conocimiento de la Cisterna hasta más de un siglo después, cuando descubrieron a unos vecinos del barrio sacando agua de una de las ventilaciones que tiene en la parte superior. Estuvo en uso hasta el Siglo XIX en el que se llevó a cabo una restauración en la cual se tapiaron unas 90 columnas, sin que a día de hoy nadie sepa porqué.