domingo, 29 de noviembre de 2009

NAVIDAD SIN FLORITURAS


NAVIDAD SIN FLORITURAS
Por mucho que proclamemos lo absurdo que resulta consumir sin control durante estas fechas, lo cierto es que existe una cierta magia, un morbo, una superstición por la cual ese gitanillo interno que todos los españoles llevamos dentro, nos grita por lo bajini: “No seas malaje, estírate, date una alegría, aunque mañana no tengas ni para desayunar, pero no tacañees con esos langostinos, que te va a traer mal fario y el año que viene no vas a ganar ni para palitos de surimi”.
Y ¡hala! Tarjetazo que te crió, con lo que tendremos una cuesta de enero y un precipicio de febrero, peor que los del año pasado, que ya fue de órdago .
Pero ahí está parte del morbo, en esa inconsciencia, en esa conducta irresponsable que nos lleva a comprar un absurdo besugo que por estas fechas sabemos que no está muy bien, que sin duda lleva refrigerado más de un mes y por el que encima nos van a soplar el triple del precio que tendrá la semana que viene.
Pero la obligación de un gastrónomo responsable es dar consejos como si tratásemos con seres razonables, aunque ya de mano sepamos que nadie nos hará pajolero caso, como debe ser.Pero un consejo que sí les ruego encarecidamente que sigan al pie de la letra, es que no pretendan hacer florituras precisamente ese día tan señalado en que se reúne la familia, ese día en que la cena será especialmente complicada porque habrá overbooking, esa festividad en que de lo que se trata es de contar todo lo que no hemos dicho durante todo el año porque cada cual cenaba con su propia bandeja viendo el bodrio de la tele, intentando olvidar las calamidades sufridas en la oficina.Intentar ese asado rocambolesco que un cocinero propone en el suplemento de El País y que ni él mismo sin su equipo de virtuosos lograría sacar con aprobadillo, es un suicidio que nos llevará indefectiblemente a tener que recurrir a esa tortilla de patata de fortuna que gracias a Dios que está la tía Felisa en casa para hacerla, porque de lo contrario terminaríamos comiendo el chop suey del chino de la moto.