jueves, 10 de junio de 2010

LOS ULTIMOS PITILLOS

Recuerdo aquella adivinanza que decía, Alto como un pino y pesa menos que un comino. Entonces me hacia vislumbrar un desinterés por uno de los claros signos que delatan al tabaco. Mero humo, poca cosa.
Era poca cosa, solo humo pero con una carga emotiva, sobre todo al ser lanzado con gusto y placer entre los labios, para llenar la pantalla de cinemascope. A las hermosas le va el humo, aunque se quejan de que les cega los ojos. También aparecía el humo para imprimir virilidad a los hombres del Oeste.
A veces enganchados a una boquilla larga, atrezzaba a muchas damas del cine. Todo fue bonito y liviano como el humo, pero corren ahora malos tiempos para el tabaco, en vísperas de la nueva prohibición. Los argumentos sobre la salud y el gasto sanitario que conlleva son contundentes en su contra.
La prohibición tiene razones de peso y avanza sin cesar, aun a costa de la libertad del individuo. Aquellos fotogramas con humo son reliquias nostálgicas de tiempos pasados. Hoy en día lo mas transgresor no es salir desnudo o con una barretina en Eurovisión, lo seria ver a un entrevistado fumando en antena. Del cierre de locales a la detención de fumadores solo mediara un tiempo. Recuerdo la Ley Seca ¿Porque no dejar libertad a quienes regentan locales privados y a quienes los visitan para beber, comer o fumar? Los Gobiernos se hacen la foto a base de nuevas leyes, arrebatándonos un cachito más de libertad, como siempre.
Recuerdo una escena de Buñuel, en la que un niño da un golpe a un cazador cuando se lía un cigarro, el niño ríe su trastada y el hombre le dispara a bocajarro. Malditos malos humos. Nos van a dejar sin fumar, los tiros vienen del lado contrario. De todas maneras con el precio al que se esta poniendo fumar y la crisis, tendremos que dejar de fumar.

Yo por si acaso me voy a echar unas caladitas.