martes, 6 de abril de 2010

QUE ELLA NO LO VEA

…no veas con el Ikea… ¿no habéis estado?…allí hay de todo. Es una mezcla de Leroy merlín con el corte inglés pero a lo bestia y en sueco. Es más, el año pasado cuando un vecino de mi bloque, recién casado y recién comprado el piso, se tiró del octavo yo ya comencé a sospechar que seria por la hipoteca. Justo antes de morir en mis brazos dijo balbuceando: - el catálogo de Ikea… que ella no lo lea… y la palmó. En la mano estrujaba un papelito que pensé sería la típica nota de suicidio, pero no; era una especie de jeroglífico indescifrable; una secuencia de símbolos y gráficos sin ningún tipo de texto.
… Los cabrones lo tienen bien montado. El catálogo de Ikea se extiende entre las mujeres como el virus de la gripe aviar entre los pollos.Eso lo descubrí después, tras mi primera y espero que última visita a ese lugar. Descubrí que cuando el catálogo de Ikea entraba en una casa se instalaba en un lugar preferente..

…Varios días después de enterrar al suicida del octavo, llegué del curro y me vi el catálogo en el salón. Antes de que me diera tiempo a decir nada, mi novia dijo: - cari, ¿vamos mañana sábado a Ikea?...la estantería “Billy” es muy bonita... Ya está, la cagamos pensé yo.
Todavía no sabía que había querido decir el suicida del octavo, pero la verdad es que como estábamos amueblando el piso y lo que vi en el catálogo me pareció barato, pues ¿por qué no? me dije. Y empezó la maldición del catálogo...
No tenía ni idea de cómo llegar al Ikea. Estuvimos dando vueltas por las circunvalaciones durante dos horas. Lo primero que pensé: …que grande carajo… Yo ya había estado en el corte inglés una vez, pero aquello era distinto. Era como un corte inglés gigante pero nada más que con la sección de mueble y hogar. Nada más entrar, reconocí unas cuantas marías que habían organizado una excursión en autobús al Ikea. Una de ella estaba leyendo un cartelito que había en un expositor: -…“por favor, coja un metro y un lápiz”… ¿Qué coja un metro y un lápiz?... gritó la juani…
-¿son gratis?... preguntó la pepi… -¡todo por el morro!... gritaron todas……se llevaron hasta el expositor…

Además del lápiz y el metro, en la entrada me dijeron que cogiera un papelito para ir apuntando las cosas que me gustaran… lo tienen bien montado los cabrones, el papelito era como la carta de los reyes pero para pedir muebles… Con el papel en la mano, el lápiz en la oreja y el metro en la otra mano, empecé a andar. De repente, me di cuenta de que íbamos andando en fila siguiendo unas flechas que había en el suelo como si fuéramos los patitos de la feria… había que ir para delante por cojones. La verdad es que después de tanto tiempo en la cola se conoce gente. Detrás nuestra venían las marías del autobús, delante el titi y su piva, más adelante había más parejitas jóvenes…. Al principio todas las parejitas de la mano, pero después… más de una relación se fue al carajo antes de llegar a la sección de lámparas.
Como decía, poco a poco fuimos conociendo gente. En Ikea los mueble no están amontonaos de cualquier manera, que va. Te montan habitaciones y casas completas para que lo veas todo tan bonito que te entre por los ojos. O sea, que vas entrando en casas completamente amuebladas a las que no les falta un detalle. Y no entras solo. Casi siempre coincides con los que van delante y detrás tuya en la fila.

En la primera casa que entramo ponía en la puerta: Vivir en 22 m2. Al entrar, todo mundo decía que era un apartamento muy chico pero muy coqueto y bien aprovechado. Desde luego, no me extraña que la ministra estuviera a punto de darnos coba con los mini pisos…
Nada más sentarme en el salón, se me sentó al lado el Gómez, un hijo puta que estudió conmigo en los Salesianos y al que no podía ni ver. Tiene cojones, toda la vida sin saludarnos y ahora sentado a mi lado en el salón de un piso de 22 m2. Me levanté mosqueado y me fui para el dormitorio esquivando gente por el pasillo. Allí estaban dos de las marías metiendo en los bolsos todos los libros de las estanterías, y les dije: -señoras, que esos libros están en sueco… a lo que me respondió una: - si no es para leerlos hijo, me los llevo porque me van muy bien con las cortinas…
Al final del pasillo estaba el baño, metí la cabeza para echar un vistazo y por poco me caigo de espaldas… qué pestazo, allí estaba el titi abrochándose el cinturón… -si vas a cagar, no hay agua… -¿y papel?... le pregunté… -todo que quieras… dijo señalando un tomo de la enciclopedia sueca que había dejado en el bidé…
Asqueado llegué al dormitorio y me tumbé a probar la cama. En ese momento, la piva del Gómez, que la verdad, siempre había tenido fama de calientapollas… me vio y se me tumbó al lado justo cuando entraba mi novia… todavía me duele el guantazo… Al salír del mini piso, me dejó. Pero como ya llevaba apuntado medio Ikea, pensó que iba a ser un rollo ponerse a repartir los bienes y decidió perdonarme.
Nos reconciliamos en el siguiente dormitorio: el de 27 m2. Era una cama de esas con palio y mosquitera y no vea la que liamos…tuvieron que venir a sacarnos los de mantenimiento…

En el piso de 35 m2 había un montón de gente. Una vez dentro nos enteramos que allí vivía una pareja que había venido con su novia hacía un año para elegir los mueble de la casa que estaban a punto de comprarse…y no volvieron, se quedaron a vivir en Ikea de okupas
nos contaron que había llegado a Ikea una semana ante de casarse, cuando más agobiados estaban pensando en la hipoteca de la casa, los gastos de la boda, su suegra… y se le vino el mundo encima… En Ikea descubrieron el mundo perfecto. Tenían siempre la casa nueva y no tenía ni que limpiarla. Podían cambiar de piso cuando le apeteciera y casi todos los días pasaban por allí gente y todo gratis

Al llegar al almacén, los muebles tienes que buscarlos tú mismo y cargarlos en un carrito hasta la caja… Mi parienta llevaba el carrito tan cargado que parecía un escarabajo pelotero…y me reí… Ella me dijo: -tu ríete, ya veremos quien ríe el último… no la entendí… Miré a mi alrededor y había miles de personas cargando carritos hasta las trancas Yo pensaba: …carajo, ¿tanta gente está amueblando la casa?... y si lo que están es renovando el mobiliario, ¿dónde carajo va meter el ayuntamiento tanto mueble viejo?…
La situación en las cajas era dramática. Parecíamos refugiados huyendo de una guerra. Las cajeras estaban … dando sablazos (nunca mejor dicho) a diestro y siniestro
El momento más dramático era el del pago. Muchas parejas se rompían para siempre. La mujer era la que pasaba al otro lado de la caja para ir cargando las bolsas y las cajas y el hombre era el que iba vaciando el carro y esperaba para pagar. En ocasiones, cuando entre el hombre y la mujer la montaña de objetos era lo suficientemente grande como para que dejaran de verse, el hombre aprovechaba para huir corriendo hacia el interior de la tienda dejando a su pareja para siempre. Cargar el coche era una partida del tetris en el nivel 9. Cuando descargamos el coche, la casa quedó completamente llena de cajas. Al abrir la primera pensé que el mueble venía defectuoso, así que abrí otra, y otra, y otra… en aquel momento lo entendí todo: a mi mujer diciéndome que a ver quien reía el último y a el suicida del octavo…


Los muebles de Ikea vienen desmontados. Para que los montes tú con tus cojones.Yo había abierto catorce cajas y ya había miles de tornillos y piezas por el suelo. Agobiado tiré al contenedor los cartones, plásticos y papeles que no servían y decidí dejar el montaje para el domingo.El domingo comencé temprano.
El lunes tuve que pedir un par de días de asuntos propios para terminar el montaje al descubrir que había tirado las instrucciones. El miércoles pedí la semana de vacaciones que me quedaba. El jueves de la semana siguiente solicité la baja por malestar general. Al mes, me la dieron por depresión.
Tras dos meses de encierro perdí el trabajo, los amigos, la salud…pero a mi novia no; ella seguía esperando pacientemente a que yo “hiciera mi parte del trabajo”. Tenía pesadillas con tornillos, piezas y sobre todo con la única herramienta que venía en la caja para montar el puto mueble: una especie de llave allen canija.
Una mañana, desesperado hasta el límite y aprovechando un descuido de mi parienta-guardiana, me subí al borde del balcón y, cuando me disponía a terminar con aquel tormento para siempre… lo recordé. Recordé el papelito que el suicida del octavo estrujaba en su puño justo antes de morir en mis brazos; lo busqué y esta vez lo descifré a la primera. Eran las instrucciones de montaje de la estantería Billy de los cojones.
El suicida del octavo había muerto para salvarme. Reconocí las piezas y tornillos en los dibujos y comencé a montarla. Eso sí, mientras lo hacía, no dejaban de retumbar en mi mente sus últimas palabras
….¡EL CATÁLOGO DE IKEA!... ¡QUE ELLA NO LO LEA!...
Por eso, debéis transmitirlo por Internet a cuantas personas en situación de riesgo conozcáis: solteros a punto de dejar de serlo, novios incautos a punto de arrejuntarse, ilusos compradores de pisos nuevos…etc. Va por ellos y recordad: ¡EL CATÁLOGO DE IKEA!... ¡QUE ELLA NO LO LEA!...