viernes, 27 de noviembre de 2009

LAPICEROS



LA CAJA DE LAPICEROS



Todo el mundo sabe que a los bolígrafos, cuando se les acaba la tinta, se quedan vacíos, sin ninguna cosa que poder contar. Los lápices, van recogiendo sensaciones, pensamientos y palabras de cada persona que los ha tenido en sus manos. Cuando después de mucho trabajar, se han ido haciendo pequeñitos, tienen lleno su corazón.
Ahora, me encontraba delante de la caja más grande que podía imaginar. Me tome un tiempo para pensar. Junto a la caja, recorde muchas de las conversaciones que había tenido conmigo mismo. El descanso y la concentración me ayudaron en el siguiente paso.
¿Cómo podré entrar en la caja? “Todos los dibujos son como puertas y las puertas se abren”. Me decidi por dibujar un timbre y al tocarlo, oi que desde dentro decían: “no se admite propaganda”. Rápidamente dibuje una mirilla y pude ver al un lapiz diminuto, que, inmovilizado por la sorpresa fue incapaz de reaccionar.
En un abrir y cerrar de ojos, un montón de manitas, organizadas y cuidadosas, borraron todo aquello, y sin que yo sepa muy bien cómo sucedió