viernes, 14 de enero de 2011

HUEVOS, SI PERO RELLENOS

En días capulletes como los que hemos tenido esta semana, de fríos, nubes y avatares económicos, a mí lo que me consuela son esas recetas caseras de toda la vida. Esos cocidos, esos arroces, esas croquetas, ese tipo de platos que te devuelven la fe en el género humano. Y entre todas esas recetas caseras, hay una que me resulta especialmente entrañable. Son los huevos rellenos. Qué institución. Qué puntazo. Te sientas frente a una bandeja de huevos rellenos y te sientes como dios, y de repente piensas, oye, yo para Santísima Trinidad, tampoco estoy tan gordo.
Que llueve, pues que llueva. Que hace frío, pues que se le congelen las pelotas al hombre del tiempo. Que hay crisis, que se les congelen a Zapatero y a Rajoy también. A mí qué más me da. Ahora somos los huevos rellenos y yo, y si acaso un vaso de vino. Adiós problemas. Es el nirvana. Y ya metidos en esta feria he decidido que voy a daros mi receta secreta de los huevos rellenos anticrisis. No es altruismo, es que he pensado que cualquier día me la sacan en Wikileaks y me va a dar lo mismo.