jueves, 6 de mayo de 2010

AVATAR

Cuando yo era cagarruta, las parejas que se casaban se iban de viaje de novios a Mallorca. No todas, claro, las mas apañaditas, las había que si eran de pueblo se iban a la capital de su provincia o a Madrid, que era un señor viaje. A veces recuerdo estas cosas, en estos tiempos de viajes a las rivieras mayas, los cancunes, las maldivas y su pastelera madre, ya no se si tengo pasado o prehistoria.
No recuerdo que en mi niñez hubiera dinosaurios, lo que si había en la plaza eran palomas y gorriones y no pterodáctilos de esos.
Mi madre no iba vestida de pieles (que mas hubiera querido ella) y mi padre, bueno el si era un poco Neanderthal, pero inofensivo. Era Autónomo y entonces marcaba mucho. El tiempo es una puñetera apisonadora hay que ver la de cosas que piensa uno mientras va por el súper con el carrito, y todo por coger un trozo de sobrasada. Y claro ya se sabe, sobrasada…, Mallorca…, viaje novios…, infancia. Si nos dieran en la entrada del súper unas de esas gafas de los cines, mejor que Avatar y sin gastar un duro, te zampas unas cuantas degustaciones de esas que dan y te vas comido.

Si llego a coger unas almejas marineras no se donde hubiera llegado, no quiero ni pensarlo, con lo que yo soy.

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