jueves, 8 de abril de 2010

LARGA VIDA

Pasear por la Gran Vía madrileña es como correrse de gusto y disfrutar de toda una obra de arte al aire libre, en la que encuentras todo tipo de gentes y todo ello arropado por la espectacular arquitectura de todos sus edificios a lo largo de dos kilómetros. Nunca duerme y nunca esta vacía.
La Gran Vía de Madrid cumple 100 años desde que el 4 de abril de 1910 fuera el rey Alfonso XIII el que diera comienzo a las obras frente a la Casa del Ataúd, actualmente el Edificio Metrópolis, uno de los más emblemáticos de la ciudad. Durante sus cien años, artistas, políticos, personajes de la vida social nacional e internacional han otorgado a esta vía la fama que tiene. La piel más vieja, pero más joven cada día.
Uno de los grandes reclamos de esta calle son los teatros, copados sobre todo por la exhibición de grandes musicales, que han convertido a la avenida en una especie de 'Broadway madrileño'. Ha sido, es y será la Gran Vía el escenario escogido por varios directores españoles para rodar algunas escenas de sus películas, todos recordamos una impactante imagen de la Gran Vía totalmente vacía gracias a la película "Abre los ojos", de Alejandro Amenábar, o al actor Santiago Segura, en la película "El día de la bestia", colgado del emblemático luminoso de Schweppes situado en uno de los edificios de la calle. Almodóvar tampoco se olvidó en sus películas del 'Brodway' madrileño y en Los Abrazos Rotos mira a Gran Vía desde el Museo Chicote.
A sido bautizada y rebautizada varias veces, Calle de Eduardo Dato, El Bulevar, Avenida de Pi y Maragall, Calle del Conde de Peñalver, Avenida de Rusia, Avenida de la Unión Soviética, Avenida de los Obuses, Avenida del Quince y Medio, Avenida de José Antonio. Todos estos nombres han pasado por ella.
Historia, cien, año, alegría, única, centro, cielo, nubes, tienda, bolsa, semáforo, humo, luz, lluvia, atasco, manifestación, grito. Grande, pequeño. Cine, teatro, famoso, rubia, moreno, canción, estreno, tumulto, zapato, escaparate, ladrillo, rebajas, navidad, caos. Ruido, silencio. Puta, chino, chulo, esquina, castizo, moderno, inmigrante. Nuevo, viejo. Raya, curva, cuesta, aire, droga, atraco, bolso, policía, asesinato, taxi, sucio. Muerte, vida. Niña, chico, fiesta, príncipe, boda, rey, paleto, friki. Blanco, negro. Cristal, hierro, madera, cemento, acera, asfalto, árbol, macetero, barandilla. Bonito, feo. Alcalde, ministro, tendero, músico, hortera, clásico, vanguardista. Pobre, rico. Discoteca, bar, café, cerveza, bocata, menú, oficina, callejuela, peatonal. Compra, venta. Cumpleaños, feliz.

Cien términos apresurados sobre la Gran Vía madrileña. Podían haber sido doscientos, mil... casi todo cabe en ella. ¿Quién no ha utilizado alguna de estas cien palabras para referirse en cualquier ocasión a un hecho acontecido en la calle más emblemática de Madrid? Corazón de la ciudad, motor y alma de la vida madrileña. Símbolo indiscutible. Nació, creció, se reprodujo, pero nunca morirá. Larga vida a la Gran Vía.

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