No sabemos que hacer cuando no hay forma de encajar las piezas por más que lo intentemos. Yo he sido esa pieza rebelde de encajar y al día de hoy, aunque tarde, termine de encajar. Ahora reconoces lo que perdiste buscando ese sitio que te correspondía en el puzzle, haciendo trampas para encajar en un sitio que no era el correspondiente.
Recuerdo, no recordar momentos que no volverán, por estar en el sitio equivocado buscando ese espacio vacío. Otra cosa es que el puzzle que te ha tocado, no te guste, pero no queda más remedio que asumirlo. Esperas un puzzle de paisajes idílicos y bucólicos y te dan uno de dibujos bélicos o de manga, que es peor, pero esta de moda. Ves otros puzzles a tu lado, con envidia con estampas mas bonitas que la tuya, intentas escapar para cambiarte por esa otra pieza, y es inútil tu pieza no encaja y tienes que volver de donde saliste.
Lo peor es, cuando terminado ese puzzle que tantas horas costo hacerlo, con tantos cafés de madrugada, tantos cigarrillos consumidos sin fumar, te enmarcan y te cuelgan de la pared. Aun así miras de reojo y con envidia otros sitios donde te hubiera justado encajar. Entonces, con un cristal por delante y un cartón por detrás, es imposible salir. Por cierto, tú en que puzzle estas?
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