Fue construida para albergar las reliquias adquiridas por el rey Luis IX el Santo, por lo que ha sido considerada como un enorme relicario. Sus paredes han sido remplazadas por ventanas que filtran la luz a través de las vidrieras policromadas.
El proyecto se debe, probablemente, a Pierre de Montreuil que la edificó en un corto período de tiempo: de 1242 a 1248. Este edificio es una obra maestra del gótico temprano que algunos arquitectos consideran que señala el apogeo de este arte.
Concebida como un joyero destinado a contener reliquias debía servir, también, como capilla real construida dentro del mismo palacio, en la Isla de la Cité. Se superponen en ella dos capillas, la inferior para la gente común, y la superior para la corte del rey, como era costumbre en las construcciones de los palacios reales de la Edad Media.
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