Como en las películas del oeste, el “sheriff” ha salido en busca del malo, vivo o muerto. Desde luego lo sucedido con Bin Laden, la realidad supera la ficción.
El “sheriff” es global no como en las pelis que suele ser local. El malo no tiene apellido irlandés o americano, sino árabe. Los viejos Colt se sustituyen con armas y helicópteros inteligentes.
Cumplida la misión, el bueno regresa a casa herido pero satisfecho por haber acabado con el malo y así hacer el mundo “mas seguro”. Pero tenemos una diferencia que va más allá del matiz. Este “sheriff”
Global no lleva la estrella dorada en el pecho, porque vaya donde vaya no rigen las leyes.
Nos han dado discursos televisivos para presentarnos como justa una ejecución extrajudicial. Tomamos al pie de la letra la idea según la cual, lo que distingue a la democracia es que la ley esta por encima de todo.
Ante sujetos tan odiosos y sanguinarios como Bin Laden, tal vez sea lícito saltarse principios y buscar atajos o reconocer sin más que la justicia incluye dosis de venganza. Pero entonces quedaría por ver cuantos otros merecen parecida suerte.
Al final de esta película no hay un claro “The End “ y el bueno no entrega su ajada estrella.
