jueves, 21 de octubre de 2010

68 BIS

En la tarde de ayer, el Santo Padre Benedicto XVI promulgó un nuevo edicto urbanístico según el cual se prohíbe la inscripción del número “69” en todas las calles del Estado de la Ciudad del Vaticano. Además, las fincas que exhiban esta cifra de antemano deberán sustituirla por un “68 Bis” de nuevo cuño.
Aunque el Secretario de Estado de la Santa Sede, el Cardenal Tarcisio, ha justificado la prohibición amparándose en motivos estéticos y algebraicos, fuentes confidenciales apuntan a razones de otra índole. Al parecer, desde hace meses, son muchos los seminaristas y las novicias que tosen, estornudan y hasta se sonríen al pasar frente a los portales con este número, lo que la Curia Romana habría interpretado como un signo de indeseable procacidad. A algunos de ellos se les descubrieron incluso leotardos y trajes de baño bajo los hábitos.Si bien el debate numérico se ha hecho público tras la promulgación del edicto, ya era un tema de conversación habitual entre las autoridades eclesiásticas. Tal vez por ello, como signo de adhesión a la nueva reglamentación, se han producido múltiples mudanzas, siendo el número “96” de diversas calles el destino escogido por la mayoría de los nuevos arrendatarios.
Cabe recordar que, en realidad, la medida no es novedosa. En 1942, aburrido ante el panorama de paz y justicia en Europa, el Papa Pío XII se entretuvo redactando nuevas leyes, entre las que incluyó la erradicación del número “666” en todas las vías públicas del Estado Pontificio, por considerarlo el número apocalíptico de la Bestia. Sin embargo, la orden nunca llegó a tener que aplicarse debido a la escasa extensión de las calles vaticanas