martes, 21 de septiembre de 2010

SIN GAFAS, ... NO SOY NADIE

Conforme nos van cayendo años, vamos adquiriendo algunas costumbres que me dan yu yú. No se si van unidas a la aparición del colesterol o al aumento de la tensión arterial, pero el caso es que me veo repitiendo tics que ya vi en mis padres.
Y no me refiero a esas cosas que nos hemos pegado media vida diciendo que no íbamos a hacer y ahora repetimos esas conversaciones… de arreglar el mundo y no se cuantas cosas mas. Cumplir años si estas bien (iba a escribir una barbaridad) e intento aplicar el sentido del humor cuando convierto mis citas en un repaso general a esos achaques que aun estamos asimilando: restauración capilar, insomnio, colesterol, flotador central, etc.….
Tenemos un constante cambio de gafas de quita y pon y sin ellas no soy nadie. Ya no puedo disfrutar de un buen atracón, porque al día siguiente lo pago, ni una noche de excesos, porque ni duermo, ni dejo dormir y además tardo una semana en recuperarme de esa alegría de adolescente.
Ya no puedo quitarme el sobrepeso vacacional con un par de días sin cenar, más bien tardo un mes y a dieta y si me miro al espejo mi cuerpo parece la cara de Homer Simpson. Tengo que buscar ropa que disimule mi barriga cervecera y me acuerdo de las madres de los diseñadores de moda con esas camisetas ceñidas y pantalones por debajo de la rabadilla. A mis padres los vi luchar toda la vida contra la báscula, pero les oí quejarse poco. Yo soy de otra generación y cada vez que veo la báscula, la tiraria por el patio luces. Bueno os dejo que tengo una comida.