dejando a los niños sin un juguete con el que desatar sus más desbocadas pasiones mientras sus padres se dedicaban a beber con desenfreno en la terraza para poder fumar.
Troqui y su alegre galope abandonaron este mundo cruel. Se nos va una estirpe titánica, que ha dado grandiosos momentos a niños y padres. Su extinción era cuestión de tiempo, ya que esta raza no supo adaptarse a los nuevos tiempos.
La falta de su alimento favorito, las monedas de 25 pesetas, y el rechazo hacia el euro derivaron en trastornos alimentarios muy severos. Sonados fueron los casos de Cricri y Loiso, que con la llegada de la moneda comunitaria comenzaron una huelga de hambre que desembocó en sus trágicas muertes.
Juan Borriquito, hostelero y dueño de Troqui, narró entre lágrimas los últimos años de su compañero en el bar. “Los últimos fueron años muy duros. Los niños ya no son lo que eran y eso Troqui lo notó. Eso y los continuos vandalismos como aquella vez que le pintaron en su lomo ‘Troqui, hijo de puta, te vamos a matar’. Fue muy duro”, comentó visiblemente emocionado. “Le zarandeaban como salvajes, una vez le dislocaron una pata y sufrió mucho…
A pesar de estas barbaridades es sabido que en sus últimos años el bueno de Troqui llegó incluso a galopar estáticamente de forma gratuita y solidaria. “La llegada de diversos bichos de la competencia fue un duro mazazo para esta raza”, comenta el mayor especialista de los caballitos de bar de España.
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