La oposición ha criticado duramente la decisión del Gobierno. “Para el presidente todo es una bufonada y cuando se cansa de algo lo abandona como a un juguete viejo: sus ministros, sus votantes y su enano abrecartas” dice Soraya Sáenz de Santamaría.
Antonio Liliput permanece ajeno a la polémica que su despido ha provocado. “Un enano ha llegado a la Moncloa y ha sido gracias al presidente Zapatero. A partir de aquí que digan lo que quieran si se atreven”, declara. Antonio sólo tiene palabras amables para Zapatero, a quien dice estar muy agradecido por la oportunidad que le ha dado. Entiende que a día de hoy su puesto de trabajo era prescindible e insiste en que su enanismo no tuvo nada que ver con su contratación: “si me cogió a mí y no a otra persona es porque abro los sobres como nadie.Puedo abrir sobres de diez maneras distintas y sin romper nunca el contenido. Con el tiempo he aprendido a meterme las cartas en la boca y sacarlas abiertas y dobladas. Esto último a Zapatero le divertía muchísimo y solía pedírmelo cuando tenía un día duro. Pero insisto, no porque fuera enano, nunca hizo bromas sobre el tema, como mucho me pedía que imitara a Santiago Carrillo, que me sale muy bien”. La Asociación de Familiares y Afectados de Enanismo ha publicado un comunicado en el que lamenta el despido de Liliput. Cree que es especialmente grave que desde la Administración se condene al paro a una persona aquejada de una minusvalía que le pondrá difícil acceder a un puesto de trabajo digno, y más en tiempos de crisis. “Desgraciadamente, el enanismo es la única minusvalía que da risa y que todo el mundo encuentra graciosa. Estamos hartos de oír las típicas bromas como ‘ay mira, el bombero torero’ o lo de ‘tú te tragarás todos los pedos en el metro’. Pero qué puede esperarse de un país cuyo presidente tiene un enano personal para su solaz, como si esto fuera la Edad Media. Y ahora, encima, lo envía al paro” decía por teléfono Manuel , presidente de dicha asociación. “Que no me digan que no podían darle una plaza en cualquier institución para trabajar de bibliotecario o de funcionario de prisiones”.
Pese a todo, Antonio no denunciará al Gobierno por despido improcedente, primero porque dice ser “amigo íntimo” de Zapatero, y segundo porque no cree que fuera lo correcto. “No quiero ser como Aznar, que está dando más problemas después de salir de la Moncloa que cuando estuvo dentro. Necesitaban mi sueldo para terminar de construir un hospital, ¿cómo voy a denunciar eso?”.
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