Un montón de personas ávidas de tener noticias de él, de sus gracias, sus pensamientos y sus gustos. Ansioso por conquistar ese nuevo mundo, Camilo se lanzó de forma compulsiva a enviar solicitudes de amistad a todo bicho viviente que se cruzaba en sus pasos. Una vez cubierta esa primera necesidad y no suficientemente satisfecho con ella, se dedicó a compartir sus apetencias con sus contactos enviándoles sin interrupción juegos, flores, colores, rombos, estrellas, granjas, besos, corazones y demás parafernalia. A razón de 131 envíos por minuto.
El primer signo de alarma ante la actitud de este Facejunkie surgió con la creación del grupo «Camilo, vete a la puta mierda ¡YA!» cuya acogida resultó ser un fenómeno desconocido en la red —2.431 suscriptores en los primeros 30 segundos de creación—. Camilo no pareció darse por aludido y continuó adelante con su ánimo de compartir sus inquietudes con los integrantes de su círculo virtual de amigos. La situación terminó por volverse insostenible lo que dio lugar a la creación de un segundo grupo denominado «¿Alguien conoce la dirección del domicilio de Camilo? ¿Y la de algún sicario que parta piernas?». Los responsables de Facebook, ante el alarmante cariz que estaba tomando el asunto, decidieron enviarle un mensaje sugiriéndole que se moderase un poco en su forma de desenvolverse por la red.
Camilo aprovechó el mensaje para incluirlos en su lista de contactos y comenzar a bombardearlos con todo tipo de obsequios y regalos virtuales «en agradecimiento por sus consejos». 16 horas aguantaron los gestores de la red. Tras ese periodo, decidieron clausurar la cuenta de Camilo, banear su IP y las de todos aquellos ordenadores que estuviesen a 100 Km a la redonda de su domicilio, y sugerirle amablemente que se marchase a Tuenti, a HI5, a MySpace o a tomar por culo si le placía, pero por allí que no volviese.Una nueva víctima de las nuevas tecnologías.Que Dios nos ampare.
1 comentario:
Hay gente para todo!! :D
131 por minutoo???? Madre mia...!!
Besitoos
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