En los primeros años los festejos se basaban en actos religiosos como misas solemnes procesiones y rosarios populares. A ellos se sumaban corridas de toros, imprescindibles en cualquier fiesta en nuestro país, cabalgatas diversas y un elemento que ha sido habitual en las Fiestas del Pilar desde hace muchas décadas, la comparsa de Gigantes y Cabezudos. De las primeras fiestas de las que se tiene noticia son las que se celebraron de 12 al 20 de octubre de 1723, en aquella lejana fecha hubo procesión general el día del Pilar, toros de ronda, mojigangas, pasacalles populares y una gran corrida de toros. Este esquema se mantuvo invariable hasta comienzos del siglo XIX.
El primer avance significativo tuvo lugar concretamente en 1807, cuando se concedió a la festividad de la Virgen del Pilar la categoría de fiesta religiosa obligatoria, lo que favoreció la extensión del culto a la patrona de Aragón. En teoría la fecha indicada para festejar a Nuestra Señora del Pilar debería ser el 2 de enero, jornada en que se conmemora su venida en carne mortal a Zaragoza, pero la Iglesia prefirió trasladarla la fiesta al mes de octubre, un periodo en que se había terminado la cosecha de de cereales y la vendimia ya había finalizado.Hasta los tiempos de la I República , en 1873, no hubo grandes aportaciones a los festejos, sin embargo en esa fecha salió a las calles una grandiosa cabalgata que, escoltada por la los guardias municipales a caballo, recorrió las ciudad hasta penetrar en la Plaza de Toros. Las fiestas siguen sin grandes cambios a lo largo de los inicios del siglo XX, en las primeras tres décadas de la centuria se fueron agregando a los programas de fiestas diferentes pruebas deportivas y desfiles alegóricos como el celebrado en 1934 en el trazado del Canal Imperial de Aragón. Tras la Guerra Civil , en la que como es lógico no había lugar para fiestas, y los terribles tiempos de la posguerra, las Fiestas del Pilar fueron incorporando elementos que se han consolidado como parte imprescindible de los festejos mayores de la capital aragonesa.
De aquellos años son dos aportaciones que se han convertido en festejos de una tremenda popularidad, la Ofrenda de Flores y la Ofrenda de Frutos. El acto más multitudinario del Pilar, la Ofrenda de Flores, se celebra cada 12 de octubre desde 1958. Este acto se comenzó a celebrar cuando una representación del Ayuntamiento de Zaragoza trajo desde Valencia la costumbre de depositar flores a los pies de la patrona de la ciudad. Desde 1949 hasta 1978, justo antes de la llegada de la democracia a los Ayuntamientos, Zaragoza tuvo Reina de Fiestas y Corte de Honor. Fueron los tiempos de aquellos rancios bailes en la Lonja y de unas fiestas con escasa participación popular. Unas fiestas alejadas de los ciudadanos y totalmente desligadas de su tiempo que experimentaron un giro radical cuando se acercaban los años 80 del siglo XX.
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