En ese metro cuadrado enterrare estrellas de mar y una botella de coca cola, y la declaración de hacienda, pondré una sombrilla de colores como el arco iris, bueno mejor por las dudas a franjas blancas y azules y una bandera pirata con tibias cruzadas y todo. Tendré a Ángeles, demonios y dioses por vecinos. Espero que las reuniones de vecinos funcionen sin molestias. Lo veo difícil, pero para ponerse todos de acuerdo, será difícil.
Los aviones me intercambiaran mensajes y sus azafatas me ofrecerán sus cuidados y sus artículos Free Duty. Dormiré a cualquier hora, como los animales, al aire de la rosa de los vientos, espero que el tufillo del volcán no llegue hasta aquí. Espiare vuestros sueños y me reiré de vuestra grandiosa insignificancia, de vuestras torpeza y no sufriré por ello. Eso si, os maldeciré por vuestra intolerancia, al final rezare por vuestros pecados cuando al final tiemble el mundo y se arrase.
Mientras deshojo una margarita de vuelta a casa, pienso que no hay paraíso sin culebra. ¿Para que quiero un metro cuadrado de cielo? ¿Para que quiero ser naufrago del cielo? ¿Para morirme de aburrimiento? Los campos se han llenado de amapolas. El aire se llena de olor a hierba recién cortada. Le doy una patada a una lata, debe ser casi mediodía y sigo con el estomago vacío.
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