miércoles, 7 de septiembre de 2011

QUE TE MUERDO

“Otra desgraciada víctima de la saga Crepúsculo”

A.C.D.- Murcia.- Lugar: La Aljorra, Murcia. Hora 6:45 a.m. Viernes. Un joven gótico procedente de Madrid que se dirige a una convención de after-punk-vampírico con enemas, comprueba con estupor que amanece y no llega a tiempo al hotel para enclaustrarse en su habitación y no verse sometido a la impía y mortífera carga de los rayos del astro rey. Sale de la Autovía por la salida de la Aljorra para buscar cobijo en algún motel. Ingenuo. El peor error de su vida.Así comenzaría este artículo si se tratara de una novela pero por desgracia, una vez más, la realidad ha superado a la ficción y Junípero Cartagena y Hellín, yace en estado semicomatoso con sedación y calmantes vitaminados en el box nº4 del hospital de Nuestra Señora del Rosell, Cartagena.



Al parecer el muy idiota se personó en el bar del pueblo, “El Birras”, gritando que quería sangre y que buscaba cobijo pues era un vampiro.

“Era una especie de buitre raro, un bicho estrafalario vestido de negro que encima se puso chulo”, declara Navajo Santos, nativo original. Y es que el pobre Junípero, al servirle el camarero una tapa de sangre encebollá exclamó a voz en grito:-¡Qué mierda es ésta, quiero sangre sangre! ¡Soy un vampiro!

“La primera hostia se la dio el Malaquías”, declara Blas Vizuete, labriego, “Y entonces el tío se puso unos colmillos de esos de broma y se tiró pa morderle. Claro, el Malaquías no se pudo contener”. Uno de los colmillos de plástico fue extraído de la base del cerebro, junto a la hipófisis. “Si es que van probándose estos forasteros……” ,declara Antonio el Ínfulas, guardia urbano. “Cuando llegamos gritaba ¡Poderes de la noche yo os convoco!, y claro, aquí el único poder que es efectivo es del de la garrota”

Después de hostiarlo por tonto y tirarlo al pozo, Julián “el magras” que cursó primero de Magisterio iluminó a los vecinos contando que a los vampiros se les mataba clavándoles una estaca. No se sabe si por ignorancia o por pura perversión, la Guardia Civil pudo evitar que le clavaran un poste de telégrafos en el ano.

“No he visto cosa igual”-habla el doctor Hulliber, de Urgencias- “No tenía un lugar sin cardenales donde ponerle una aguja. Con decir que en el Hospital… ahora le llaman el purpurado…”Un lamentable incidente que tiene su moraleja, pijeras del mundo cuidao con los rurales. "Al menos ahora está contento porque lleva ya tres transfusiones", ha declarado compungida su madre.

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