Sorprendía que parte del paisaje del más exquisito escenario del mundo rico, fueran los batallones de desesperados vagabundos.
En España, no había visto tan de cerca la pobreza, no digo que no existiera, pero no la había visto tan extrema.Vivimos, hace poco, un boom económico con tantas comodidades que nos olvidamos que la pobreza no había desaparecido del mundo, ni del primero ni del terceroPero como teníamos casi todo, bastaba con echar de vez en cuando unas monedas a alguna oenegé. Hasta que llego la crisis y vemos como las calles comienzan a poblarse de seres que lo han perdido todo poco a poco.Hemos asociado al vagabundo con el tipo que se queda colgado del alcohol o las drogas o con aquel que un día se le torció y se quedo varado a mitad de vida.No hemos tardado en comprender que esa legión de mendigos que van por nuestras calles, o los que para comer acuden a centros de asistencia o a rebuscar los desechos del contenedor de un súper mercado.Todos ellos son tan hijos de la crisis como el que cada día sobrevive a duras penas con un salario bajo y demasiados frentes que cubrir.Caritas e Intermon Oxfam acaba de denunciar la terrible situación por la que pasan miles de ciudadanos para poder comprar alimentos, Una y otra vez nos recuerdan que la pobreza existe y que cada día son más lo que viven en la miseria.Quizá esta reflexión sirva para que no lo olvidemos.
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