“Las corrientes marinas y los múltiples recovecos en los que puede haberse camuflado convierten la operación de búsqueda y captura en un reto todavía más difícil.
Contamos, eso sí, con la mejor tecnología de rastreo y con submarinos nucleares de la clase Ohio listos para atacar con misiles balísticos”, explicaba Barack Obama ayer por la tarde.
Aunque circulaba el rumor de que el cuerpo de Bin Laden fue a parar al mar después de que a los militares se les resbalara mientras “jugaban” con él en plena celebración, Obama quiso dejar claro que “lo arrojamos al agua siguiendo la tradición islámica pero conscientes de que aquello no era el fin de la operación”.
Ahora, la intención de los Estados Unidos es localizarlo y custodiarlo “para garantizar la libertad y la democracia también en el océano”. El proceso podría prolongarse otros diez años.“En el mar se encuentran los mayores cementerios radiactivos del mundo. Ahora Bin Laden está allí, junto a todo este material que podría destruirnos”, se lamentaba un ciudadano neoyorkino. “¿Quién me dice ahora que el agua que beben mis hijos está libre de fanatismo?”, se quejaba otro testimonio. De hecho, las autoridades norteamericanas reconocen que 18 partos naturales en el agua fueron anulados in extremis al conocerse el nuevo paradero del terrorista.
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