Monterrosso
Es el pueblo más occidental de Las Cinco Tierras. Rodeado por colinas labradas de viñas y olivos, Monterosso ofrece unas preciosas calas de aguas cristalinas y arrecifes. En el siglo XVI Monterosso estaba ceñido por trece torres, de la cuales sólo quedan la rotunda en el castillo, la torre medieval (hoy campanario de la iglesia de San Giovanni) y la torre Aurora.
Fundada hace mil años por esclavos liberados, Vernazza toma su nombre de la familia de libertos que allí se asentó. Conserva preciosos elementos arquitectónicos como logias, soportales y portales. El casco antiguo, noble y elegante, se desarrolla a lo largo del arroyo Vernazzola, ahora cubierto, enrocándose sobre las laderas de una espuela rocosa. Vernazza está punteado por construcciones defensivas, casas-torre, el Torreón y el castillo de los Doria, símbolo de la importancia económica que la villa tuvo en la antigüedad y que la protegían contra los sarracenos y las invasiones bárbaras.
Sus orígenes se remontan a
Data también del periodo romano y su nombre proviene de "Manium Arula“, que significa Templo de los Manes, los dioses romanos de la casa. Se encuentra algo más oculto en la costa, elevado en oscuros riscos y con el puerto encerrado entre dos espolones rocosos y coronado por las típicas terrazas naturales llenas de casas de colores. Manarola es el más tranquilo de los cinco pueblos porque fue descubierta más tarde por el turismo. En ella se puede gozar de agradables paseos relajantes, sobre todo
Situado en el valle del arroyo Rivus Maior, ahora cubierto, está estructurado en terraplenes. El pueblo se remonta, según la tradición, al siglo VIII, fundado por un grupo de prófugos griegos que huían de la persecución iconoclasta de León III el Isáurico. Las viviendas, pintadas con los típicos colores ligures, siguen el esquema de las casas-torre, desarrolladas en altura de tres o cuatro plantas.
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