Demandado en perfumería por el almizcle de su fluido perineal y buscado en peletería por su piel rayada y punteada, este animal es sobre todo apreciado por sus excrementos.
El café más caro y selecto del mundo... y el más cerdo. ¿Por qué? Pues porque es, en realidad, caca de civeta, un animal que bien podría ser mezcla de comadreja, mapache y gato, y que vive en Indonesia. Ahí es nada.
Total, que el Kopi Luwak cuesta casi 1.000 euros/kilo y se obtiene de las heces de la civeta, que previamente se ha atiborrado de granos de café, los ha digerido y modificado químicamente en su estómago, dotándolo de ese sabor tan especial. Una guarrada en toda regla, pero debe de estar buenísimo viendo lo que cuesta.
Los granos, una vez expulsados, son recogidos por los lugareños, que los lavan, tuestan ligeramente y empaquetan para su venta. Algo digno de ver (y oler), seguro. 
El fracaso de la inteligencia humana son las guerras.
Las mismas que Goya apelaba en la amargura de contemplar la guerra inmisericorde.
Hace doscientos años nuestro Goya la retrato en sus grabados “ Los desastres de la guerra”, escenas que nos sobrecogen, hoy mas que nunca, de lo que es capaz un ser humano contra otro, la barbarie, el odio, el deseo de aniquilación, la violencia, la muerte, el hambre, y el absurdo de la condición humana.
Su denuncia es el alegato más descarnado y real contra la guerra, cualquier guerra, del triunfo de la sinrazón y las sombras.
No puede ser que no haya otra solución que declarar una nueva guerra, aunque se evite su nombre a base de eufemismos baratos.
Nos preguntamos si es que no hemos aprendido nada de la historia, esa lejana que parece que no nos pueda afectar sino de la mas reciente, de esas otras guerras que nuestro mundo contemporáneo, diplomático y “ culto” ha emprendido sin conseguir terminarlas.
No hemos comprendido que no han servido para nada, o que han traído algo peor de lo que había sido excusa para empezarlas.
La verdad es la incompetencia manifiesta de los que mandan, lo que nos lleva a ellas. ¿Será que aun no hemos aprendido a elegir políticos capaces de interpretar la historia para lograr la paz
Por eso… 
