Todo para conseguir que alguien revise su caso ya que, asegura: “no me parece justo que me hayan condenado a 30 años de cárcel por fumar un simple cigarrillo en la parada del autobús”.El ha seguido explicando: “en honor a la verdad tengo que decir que mientras me lo fumaba me enfadé con un señor con serios problemas de alopecia que me increpó por el humo. Tuve que improvisar conforme la marcha y saqué unos yogures de coco que acababa de comprar en el Lidel y me cargué al puto calvo lanzándole bífidus a los ojos así como a cuatro más que pasaban por la calle por simple concupiscencia.
No obstante, son detalles sin relevancia que desvían el debate popular y estoy seguro de que la condena tiene que ver con la caza de brujas que hay contra los fumadores”.
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