Suele haber en las familias alguien que se ocupa de estos menesteres y de paso nos hace quedar bien ante el mundo. Yo no voy a visitar a mis muertos.
Mi padre, mi Madre, mis abuelos y algún amigo que perdí me visitan alguna vez en mis recuerdos aunque yo no los necesite y si los necesitara no podrían venir.
Recuerdo en mi niñez una terrorífica película creo que fue “La noche de los muertos vivientes” y recuerdo la hazaña de ir por la noche al cementerio porque aseguraban haber visto fuegos fatuos. La muerte sigue pareciéndome tan incomprensible como la materia oscura sin la cual no existiría nada.
Algunos muertos nos consuelan de su perdida, otros se convierten en sombras amenazantes y otros es mejor que estén muertos. En la tumba de mis padres, siempre faltaran flores. Pero estarán en mis recuerdos.
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