He subido al desván a recuperar recuerdos, como tantas veces. Amor mío, espero que a la presente estés bien, yo bien, gracias a Dios, así empezaban las cartas de mis abuelos e incluso alguna de mis padres. Eran tiempos de moral encorsetada, de silencios… y olvidos que se llevaba el viento. Recuerdo escuchar, los gemidos suaves del jergón y risas calladas, de mis padres, son cosas que nunca las dices pero se adivinaban.
Hoy las cosas han cambiado, conocemos a nuestros hijos, casi antes de nacer. Con cinco añitos, te dicen que han cambiado de novio. En 2º de Primaria, les explican todo, luego llega la adolescencia, más precoz cada día. Facebook y las redes sociales, el móvil, los Chat. Ya no se dicen frases como te quiero ahora es “Colega, t me molas un montón” Mil y una manera de expresar sus sentimientos. Ahora sentados en una silla de ruedas y delante del ordenador, ven como iconos gestuales les indican sonrisas, tristezas o amores con corazones que
parpadean.
Yo personalmente creo que no es lo mismo, pero es lo que hay.
1 comentario:
ME GUSTA ESTA REFLEXION, MUY ORIGINAL
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