Qué paradoja gastronómica, con los tiempos que corren. Por algún motivo extraño que no puedo alcanzar a descubrir y desconozco, las crisis alfombran de camisas de gambas plancha el suelo de los bares. Debe ser cosa de la desesperación y de últimas voluntades. Que los bares sigan llenos y alfombrados de crustáceos no significa que la crisis no exista y que se vean tallos verdes como piensan algunos optimistas del gobierno. Al contrario, aquí es que somos muy nuestros. Es oír las trompetas del Apocalipsis y, venga al bar, por si acaso mañana no podemos y se nos jode mas la cosa.
Y ya que estamos allí “niño... una doble de gambas” decimos quemando nuestro último cartucho y los pocos euros que nos quedan. Pero la realidad se impone y en casa nos espera la despensa vacía y el frigorífico desenchufado, porque para que tenerlo encendido si no hay nada, y seguirá así hasta final de mes. Hasta los roedores se han cambiado de casa que ya es decir.
1 comentario:
VAYA DIVERTIDO ESTE BLOG, POR CIERTO, UNA DE GAMBAS POR SI
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