El espejo devuelve la peor versión de la tristeza a través de unos ojos enrojecidos de llorar sin lágrimas. Una mirada de lástima recorre cada uno de los vestigios de fatiga tratando de recordar los antecedentes que la causaron.
El café se enfría y queda olvidado sobre la mesa junto a una tableta de aspirinas a la que le falta una dosis. La televisión encendida sin voz y las persianas bajadas.
Duele el sol, duele el aire, duele la vida.
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